Un año más que
se nos escapa de las manos. Un año más en el que hemos reido, llorado, nos
hemos emocionado, nos hemos enfadado y, por qué no decirlo…se me han muerto
muchos favoritos. Pero, dramas aparte, este año ha sido un gran año para mí. He
podido ilusionarme con lo que podría haber sido, aunque fuese por un corto
periodo de tiempo. He avanzado en mis
estudios sin tropezar. ¡Hasta conseguí una matrícula en inglés! He comenzado
las prácticas, y no podría estar más feliz con mis niños, los cual me dan
muchas alegrías cada día y de los cuales he aprendido mucho, y aunque dentro de
nada me toca despedirme, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.
Por supuesto, todas las alegrías, todas las maravillosas vivencias que he
experimentado este año han ido acompañadas por las mejores compañías que una
persona podría desear, y por esas personas maravillosas escribo esta
felicitación de año nuevo.
Por mi mejor
amiga, la que es como una hermana, que lo único que nos falta es firmar los
papeles de adopción, mi querida Alba Noa. Ya son 18 años los que llevamos
juntas, dando guerra. Este verano ha sido maravilloso al poder compartirlo
contigo. Esas tardes de siestas, esas mañanas y tardes de playa en las que no
nos atrevíamos a meternos en el agua porque estaba helada y porque los peces
nos perseguían, las cervecitas con limón que no faltasen, los mosquitos y mi
mutación en mosquito-girl, el vicio a cambiame y a mujeres y hombres y
viceversa, el fin de semana que fuimos niñeras, y por supuesto, la noche de San
Juan. Muchas gracias por esas aventuras y por muchas más a lo largo de este año
y de los que ya hemos dejado atrás. Que con nuestros más y nuestros menos,
siempre estemos ahí la una para la otra, con nuestras risas tontas, nuestras
lloreras estúpidas y las babas de Nâr, por supuesto.
Por mi otra
mejor amiga, otra hermana, que aunque sea menos tiempo, ya son unos 10 años o
así, mi preciosa Cristina. Contigo este año he compartido risas, sustos y
lágrimas. Todas las veces que hacemos que los camareros nos miren mal por
gritar mucho y hacer escándalo y aun así, aún no nos han echado de ningún
lugar. Esos días de compras en los que me vuelves loca porque cuando parece que
ya nos vamos quieres mirar otra cosa, pero no pasa nada, porque me encanta ver cómo
te debates entre comprar una cosa u otra, y cómo vas dejando las cosas tiradas
por cualquier lado, porque es mucho trabajo dejarlas donde estaban. Cuando
vemos pelis juntas, como La Visita, con nuestras risas y gritos porque esa
señora era muy rara, o como El Corredor del Laberinto, con tus preguntas en
plan “¿esto pasa en el libro?” o “no mataran al chino, ¿no?”. Porque con
nuestros más y nuestros menos a lo largo de los años, siempre hemos estado
juntas, empezando por el teatro, pasando por el viaje a Italia y continuando
por este camino, que las cosas sigan siendo así de estupendas y que sigamos
dando guerra hasta que acabemos incendiando el vestido de novia de una de las
dos.
Y es que este
año no habría sido lo mismo sin mis dos mejores amigos, sin mi OTP, sin mis
brazos izquierdo y derecho, Marisa y Fernando. Gracias por estar siempre ahí,
aguantando mis depresiones, mis disgustos, mis locuras que ni os van ni os
vienen y mis fangirleos. Estar un solo fin de semana sin veros ya me parece
algo súper raro, y no digamos ir al cine sin vosotros. Las esperas en las
Margaritas, vuestros troleos con el coche, las prisas por llegar a la peli y
por comprar la comida, porque somos unos gochos. Las risas en el cine cuando
pasa algo que es ridículo más los comentarios de Amparo, que no falten. Las
lágrimas cuando muere nuestro favorito y las tonterías que se nos ocurren
durante la película. Esas conversaciones por telegram con las que podemos estar
todo el día debatiendo sobre frikadas o troleando a Nando con la foca
retrasada. Porque desde ese primer día de uni en el que te conocí, Marisa, has
sido una de las personas más importantes en mi vida, la primera lisiada con la
que trabé amistad. Y desde el día que vimos Iron-man 3 (como no, en el cine),
cuando te conocí, Nandito. Porque hasta ese momento parecías una leyenda, no
podía ser verdad que el novio de una lisiada se llamase Nando, pero ese día
confirmé tu existencia y te convertiste en mi mejor amigo, aunque creo que la
china de Miss Uñas tuvo mucho que ver en nuestra amistad, con la gasolina, ya
sabes. Espero que sigáis aguantando mis tonterías y mis locuras muchos años
más, y que un día pueda contarle a Lucas la historia de cómo conocí a sus
padres.
Por mis tres
chicos favoritos, los que me hacen reír y llorar de la risa cada vez que nos
vemos, Rubén, Sergio e Isidro. Aunque son pocas las veces que nos vemos porque
nuestras agendas están súper llenas y somos personas mazo ocupadas, todas las
veces que nos vemos me dan como unos 10 años de vida extra, con todas las risas
que nos echamos. Una quedada sin jugar a las películas o sin cantar la canción
de Digimon a todo volumen en el wok no es una quedada. Y es que, incluso cuando
no quedamos, por el whats app o incluso por el skype, siempre me sacáis una
sonrisa. Vuestras paridas, las idas de pinza, los cotilleos de moco y los “¡Ay,
Saraaaaa!” son uno de los motivos por el que este año ha sido grande, y espero
que sigáis alegrándome la vida durante muchos años más.
Ahora es el
turno de mis hermanas mayores, una por sangre y otra por amistad, Cristina y
Lola. Obviamente, a Cris la conozco de toda la vida, es mi hermana. Sin embargo
parece que Lola también hubiese estado ahí desde siempre. Ya son muchos los
años que llevamos conociéndonos. Siempre estáis ahí en los momentos importantes,
como por ejemplo para reíros de mí cuando un favorito muere y para recordarme
que son mis favoritos los que siempre mueren, porque sois un encanto. Mi
hermana, que aguanta mis locuras y mis fangirleos a diario y en directo,
escuchando mis gritos y mis sonidos de animal extinguido muriéndose. Y Lola, la
que siempre me recomiendo libros y series y al final empiezo a leer o a ver las
cosas antes que ella, y entonces teme mis spoilers. Por todos esos cotilleos y
los momentos radio patio, que sigamos así durante muchos años más, y que algún
día consiga la camiseta de “Mi personaje favorito ha muerto…Otra vez”.
Por mi grupo de
amigas, que más que amigas es una familia que cada vez se hace más grande, mis
lisiadas. Y es que, como en todas las familias, tenemos nuestros más y nuestros
menos, y como en todas las familias, pues al final solo nos reunimos en los
cumpleaños o en las fechas importantes. Y aunque no nos veamos mucho, somos una
familia. “Ohana significa familia, y familia que estaremos juntos siempre”. Por
nuestras locuras, nuestros fangirleos, nuestras fiestas lisiadas con los
mojitos y los burlaos y por las intervenciones, que me hacen sentir que estoy
en “como conocí a vuestra madre”. Esperemos que este año sea tan lisiado como
el anterior y que sigamos haciendo paridas muchos años más, monchis incluidos.
La universidad
no sería lo mismo sin mis chicas de Magisterio. Las clases serían lo más
aburrido del mundo y hacer trabajos sería espantoso, pero con vosotras, tanto
las clases como los trabajos se hacen realmente agradables. Las charlas sobre
los sims con Cristina, los karaokes que nos montamos Itziar y yo, los desahogos
y paridas con Esther y los momentos de desconexión total y risas con Andrea. Es
cierto que no quedamos fuera del ambiente de la universidad mucho, pero aún así
sois muy importantes para mí y muy buenas amigas. Esto no sería lo mismo sin
vosotras. Esperemos que este año lo aprobemos todo y con notazas.
Nos acercamos al
final, pero eso no significa que los que quedan sean menos importantes. Mis
amigos desde el instituto, con los que tantas locuras he compartido. Siempre
recordaré las clases de inglés con las caras de la profesora de “Me la suda”.
Las clases de historia y de geografía en las que Concha nos hacía reír y nos
aterraba al mismo tiempo. Las clases de matemáticas en las que nos rebelábamos
y decidíamos no hacer nada mientras que el profesor leía el periódico y pasaba
de nosotros. Las clases de Arte con todas sus movidas. Las peleas y las risas,
el viaje a Italia y todo lo que vino después, en esas quedadas en las que nos
tomamos unas cerves y recordamos los buenos tiempos. Por muchas más quedadas en
este 2016.
Por mi familia.
A mis padres que siempre están ahí preocupándose por mi cuando me ven un poco
más seria de lo normal. Por las risas que me echo con mi madre cuando vemos el
ahora caigo o incluso cuando muere alguien en las series que se ve, porque eso
de que se mueran mis favoritos parece que va en la familia. Por todas las
series que veo con mi padre, por las decepciones con algunas de ellas y las
alegrías con otras, por todas las veces que adivina quién es el asesino desde
el primer capítulo. A mis tíos, a mis tías, a mis primas y a mi primo, con los
que nos reunimos en cumpleaños y nos lo pasamos teta cuando accidentalmente se
mancha el mantel o se rompen las copas. Que en este 2016 nos vemos muchas
veces, aunque sea solo para tomar un café y echarnos unas risas.
También a
aquellos amigos que están en la distancia, incluso a los que no conozco en
persona, a aquellos a los que hace mucho tiempo que no veo.
A todos vosotros
os deseo un feliz 2016. Que todo salga como queremos, que las cosas nos vayan
bien, que tengamos salud, amor y dinero. Que todos vuestros deseos se cumplan y
que paséis una maravillosa noche con vuestros seres queridos.
¡FELIZ 2016!